….. desde mi salón….
Buenos días,
Me siento delante de esta página en blanco…cierro los ojos, respiro profundamente y me pongo a escribir.
Al leer esto os sugiero que lo hagáis despacio y con calma, sintiendo casi cada palabra y viendo cómo va teniendo un impacto en vuestro cuerpo y me genera una emoción, la voy sintiendo y veo qué me está sugiriendo, si me viene alguna idea, recuerdo, pensamiento o si lo asocio a algo o alguien.
Ahora, en este momento, al comenzar a escribir, me conecto con una ternura infinita hacia vosotros y vosotras, con mucho cariño y además alguna lagrimilla me sale, ¿sabéis por qué? ¡Porque os echo de menos familias! Y porque siento la impotencia, frustración y rabia de esta situación que me ha alejado de lo que más me satisface en la vida que es mi trabajo, el contacto con las personas, el vernos y sentiros. Además, me conecto con todo lo que estáis viviendo y pasando, ¡bonito y no tan bonito…y me parece ¡¡¡admirable!!!
Igual os da por pensar que escribo y digo esto para subiros el ánimo, pues no es mi intención. Lo escribo porque a mí me pasan muchas cosas también por dentro y este tiempo está siendo un “viaje maravilloso y complejo, muy complejo” del que llegaremos a un nuevo puerto…y seguiremos ahí reforzados, un poco tocados también, no hundidos, con nuevos aprendizajes y recursos…y empatizo y simpatizo con cada uno de vosotros y vosotras.
La intención de mis palabras es ofrecer una reflexión que ayude, desde mi más profunda humildad y vivencia personal, a entender lo que os ha envuelto, en parte, estos días y que, para nada, empaña todo el recorrido personal y familiar que estáis haciendo. De hecho, lo fortalece ya que llegar a estos niveles de conciencia, significa un gran desarrollo personal y familiar y que en este proceso de confinamiento van aconteciendo episodios y situaciones para seguir transitando y creciendo.
Estamos en un contexto social de confinamiento con lo que esto supone: privación de muchos derechos y necesidades que están teniendo un impacto en nuestro ser y todos nuestros cuerpos (físico, mental y emocional). Esta situación no es natural para el ser humano, no estamos preparados y ha llegado de manera abrupta y seguramente el impacto y la conciencia está llegando desde hace unas pocas semanas y ya se empiezan a mover las emociones del confinamiento y las preguntas de ¿hasta cuándo? ¿qué va a pasar después? Etc…y esto también trae una emocionalidad. Los seres humanos nos adaptamos a las situaciones, pero eso no significa que las aceptemos profundamente y que no tengan un impacto físico, corporal y emocional en las personas.
Además de esta situación que es “común” para todas las personas, como familias hay “movimientos” en varios planos: individual de cada miembro, como pareja, quien viva en pareja y familiar, como sistema.
Es fundamental ver cómo está cada persona que compone el sistema familiar, hacer una reflexión de cómo estoy yo, persona adulta y cuánto de cómo estoy lo proyecto en mi pareja (si la hubiera), en la familia o en el contexto en el que vivo. A veces creemos que estamos controlando y conteniendo mi estado emocional y, no dudo que lo hacéis, y a la vez de alguna manera se evacúa (lo saco fuera sin elaboración y en actuación) o se somatiza (por el cuerpo).
Si sumamos todo esto ¿cómo no conectarme con lo insoportable? ¿con la rabia? ¿con impotencia y angustia? ¿con desesperación y caos? ¿con miedo e incertidumbre? ¿cómo no va a faltar el aire si lleváis 8 semanas 24 horas todos juntos en 80 metros cuadrados?
Me harto de mis hijos, de mi pareja… ¿cómo no? No hay opción casi de echarse de menos y de alegrarse de los encuentros después de un día de trabajo, de ikastola o de colegio.
Y que, con todo esto, también es cierto, que es una oportunidad para estar juntos/as, mirarnos, vernos, saborearnos y las dos experiencias conviven en mí y fuera de mí.
¡¡¡Qué gusto estar juntos y qué pesadez también!!! AMOR Y ODIO, PLACER Y DOLOR, GUSTO Y ASCO…nos movemos en polaridades. ¡¡¡Vivámoslas…para poder integrarlas y abrazarlas!!!
Lo leo y se me encoje el estómago y el pecho y me entran ganas de salir corriendo, gritar, llorar y destrozar… y a veces uno/a no puede más que sacar esta emoción porque de momento es tan incomprensible que no puedo ni elaborarla. Y aun con todo, cierro los ojos y siento como una pequeña llama de luz me palpita y toca a mi puerta, a mi corazón y me dice: “confía…todo va a ir bien” y descanso.
Mañana otro nuevo día….y seguiremos ahí, ¡¡SABOREANDO LA VIDA!!